Desarrollo económico y social
Casi la mitad de la población del mundo vive con menos de 2 dólares al día. Y en demasiados lugares el hecho de tener un trabajo no es ninguna garantía de que será posible salir de la pobreza. Debido a que el progreso ha sido lento y desigual estamos obligados a repensar y reformular las políticas económicas y sociales destinadas a reducir la pobreza a la mitad para el año 2015 (los Objetivos de Desarrollo del Milenio).
La crisis mundial del empleo es uno de los riesgos más grandes para la seguridad en estos tiempos. De seguir este rumbo se corre el riesgo de tener un mundo más fragmentado, proteccionista y confrontado. La persistente escasez de oportunidades de trabajo decente, inversiones insuficientes y bajo consumo provocan una erosión del contrato social sobre el cual se asientan las sociedades democráticas según el cual el progreso debe beneficiar a todos.
Es necesario tener en cuenta los compromisos de la comunidad internacional con la promoción de la inclusión social y el empleo como condiciones esenciales para la reducción de la pobreza y el respeto a los principios y derechos fundamentales en el trabajo. La OIT considera que el crecimiento económico es una condición esencial pero no suficiente para reducir la pobreza. Para lograrlo, será necesaria una reorientación del crecimiento en favor de los pobres. Es necesario realizar cambios en instituciones, leyes, reglamentos y prácticas que son parte del proceso que genera y perpetúa la pobreza.
El desarrollo económico debe tener como fin máximo cambiar el rostro de nuestras naciones como un instrumento determinante para combatir la pobreza. Es un hecho incontestable que después del proceso de Paz, con el inicio del proceso de institucionalización democrática, se crearon las condiciones de estabilidad para propiciar el crecimiento económico y para convertir de nuevo la región en uno de los mercados más importantes para las exportaciones de los países centroamericanos. Es hora de un Esquípalas III, el plan de desarrollo económico y social para Centroamérica. La búsqueda de ese nuevo plan estratégico de la región, que unifique a los dirigentes políticos de diversas tendencias, a los diversos partidos políticos, a los sectores sociales y económicos y a las poblaciones de Centroamérica y el Caribe, en un esfuerzo que se proponga un desarrollo con equidad que beneficie a todos los sectores de la sociedad, termine con la marginación, logre la cohesión social de nuestras comunidades.